
Parece ser que las peripecias del popular presentador de "El último superviviente" (y el bombardeo de reposiciones con que nos deleita Cuatro) son mentira o, al menos, medias verdades. Aunque pueda parecer pretencioso, yo siempre dije que había algo de trampa después de todo aquello, pero en estos tiempos de verdades relativas y montajes parece que todo nos da igual. Su popularidad no va a decaer en absoluto, de eso estoy seguro.
Os enlazo el artículo de El Mundo en el que os cuentan con más profundidad.
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