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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Heroica mujer salva a 1600 personas

Encontrado el diario personal de la heroica mujer Primer día . -Querido diario, Ya estoy preparada para este maravilloso crucero. He cogido mis mejores vestidos. Estoy excitada!! Día 2 -Querido diario, Hemos estado todo el día viendo el mar. Estaba precioso, vi algunos delfines y ballenas. Que bien empiezan las vacaciones!! Hoy encontré al capitán y me pareció un hombre interesante. Día 3 -Querido diario, He estado todo el día en la piscina haciendo surf y dando bolas de golf. El capitán me ha invitado a su mesa a cenar. Fué un honor y me lo pasé maravillosamente. Es un hombre muy atractivo y atento. Día 4 -Querido diario, He estado en el Casino del barco y gané … 80 Euros. El capitán me invitó a cenar con él en su camarote. Tuvimos una cena lujosa y espectacular con foie, ostras, caviar y champagne. Me preguntó si me quedaba con él y decliné la invitación. Le dije que no quería ser infiel a mi esposo. Día 5 -Querido diario, He vuelto a la pisci

Un abogado en un burdel

Una madame abre la puerta del burdel y se encuentra con un elegante caballero de mediana edad. - ¿Puedo ayudarlo?, pregunta la madame. - Quiero ver a Natalie, contesta el señor. - Natalie es nuestra dama más cara… - ¿Y…?, mire yo debo ver a Natalie, replica él. Cuando aparece la tal Natalie le explica al caballero que ella cobra 3.000 euros por la visita. Sin pestañear, el hombre mete la mano en el bolsillo y le entrega treinta billetes de cien euros. Ambos entran en una de las habitaciones y al cabo de una hora el tipo sale silbando. La noche siguiente, el mismo caballero aparece nuevamente pidiendo ver a Natalie. Natalie replica que es muy raro repetir dos noches seguidas y que si va a pedir descuento que ya se puede largar. Nuevamente el hombre echa mano de sus billetes y le entrega otros treinta de cien. Como el día anterior, en compañía de Natalie, entra en una de las habitaciones durante una hora y luego se va. Cuando aparece nuevamente una tercera noch

Hace 200 años, La Albuera

Hace tiempo que no cuento una de esas historias de navegaciones y batallitas que me gusta recordar de vez en cuando. También llevo años sin mentarle la madre a la pérfida Albión; que, como saben los veteranos de esta página, siempre fue mi enemiga histórica favorita. Si como lector disfruto con los libros que cuentan episodios navales o terrestres, disfruto mucho más cuando quienes palman son ingleses. Como español -cada cual nace donde puede, no donde quiere- estoy harto de que todos los historiadores y novelistas británicos, barriendo para casa, describan a los marinos y soldados de aquí como chusma incompetente y cobarde que olía a ajo. Por eso, cuando tengo ocasión de recordar algún lance donde a los súbditos de Su Graciosa les rompieran los cuernos, disfruto como gorrino en bancal de zanahorias. A otros les gusta el fútbol. Esta semana, lo de La Albuera me lo pone fácil. El lunes 16 de mayo se cumple el bicentenario exacto de cuando, en plena guerra de la Indep