Tal
vez pueda sonar raro oír hablar de corsarios durante la Segunda Guerra
Mundial pero haberlos los hubo... y muy eficaces por cierto. Eran barcos
mercantes alemanes modificados que se dedicaron a hacer el corso y que
causaron no pocos quebraderos de cabeza a los barcos aliados.
El
más famoso de todos ellos fue El Atlantis, que en sus casi dos años de
campaña marítima hundió o capturó un total de 22 naves haciéndose además
con valiosas mercancías e importantes documentos. Más de lo que pueden
decir muchos destructores o submarinos.
En
1939 el buque mercante Atlantis, perteneciente a una empresa privada,
es requisado por la armada alemana y conveniente modificado. Se le
instalan varios cañones y ametralladoras todos ellos ocultos pero que
podían descubrirse y estar operativos en una rápida maniobra.
Detalle del armamento instalado en el Atlantis.
También
disponían de diferentes banderas y modos de camuflaje para parecer un
barco de tal o cual nación, de cualquiera menos Alemania.
A
menudo los “cambios de imagen” se realizaban en alta mar. Incluso la
tripulación se disfrazaba con ropas típicas del país que simulara el
barco.
Así,
de esta guisa, el Atlantis se acercaba a sus confiadas víctimas, barcos
mercantes desarmados y solitarios, y cuando estaba lo suficientemente
cerca descubría su verdadera identidad y realizaba varios disparos de
aviso para que se detuvieran. Además hacía una seria advertencia de que
no hicieran uso de su radio.
El Atlantis descubriendo sus armas.
Era
vital que el buque corsario mantuviera el anonimato sobre sus
características y posición para poder seguir pasando desapercibido. Si
el barco asaltado trataba de todas maneras de usar la radio volaban la
torre de comunicaciones y si persistía en su falta de colaboración, era
hundido. Afortunadamente, fueron pocas las veces que se tuvo que llegar a
la última opción.
Con
esta táctica,en 603 días de campaña continuada, el Atlantis capturó 22
presas a las que vaciaba y luego hundía o escoltaba entera hasta un
puerto Alemán o amigo.
Diferentes aspectos del Atlantis.
Pero
de entre todas las capturas del Atlantis habría que destacar la del
barco inglés SS Automedon. Aparte de su correspondiente botín en
mercancía, el Automedon guardaba una pequeña sorpresa, una “partida
extra” en forma de documentos calificados como Alto Secreto en donde se
detallaban la situación de las fuerzas aéreas y navales británicas en
Oriente así como notas precisas sobre los sistemas de defensa de
Singapur.
El SS Automedon
Se
piensa que estos documentos fueron decisivos para la toma de Singapur
por parte de los japoneses. Japón obsequió con una bella espada samurai
al capitán del Atlantis por este “favorcito”.
Por
cierto, no he hablado todavía del capitán corsario y he decidido
dejarlo para el final pues creo que se merece una mención especial.
Aparte de su evidente capacidad marinera y bélica el capitán Bernhard
Rogge, que así se llamaba, era también un perfecto caballero. Además de
apenas causar bajas en sus capturas, el capitán Rogge siempre cuidaba de
que se recogieran todos los náufragos y el trato que daba a los
prisioneros de sus capturas era excepcional, dejándolos en puerto seguro
en cuanto tenía ocasión.
Esta
foto del Atlantis salió en la revista LIFE. La sacó un reportero que
viajaba en un barco y que fue capturado y posteriormente liberado por
el capitán Rogge. Esta foto fue decisiva para la identificación y
posterior captura del buque corsario
Incluso,
cuando el Atlantis fue hundido, el capitán Rogge dio preferencia al
salvamento de los prisioneros (civiles la mayoría) antes que a su propia
tripulación.
Momento del rescate por un submarino alemán de la tripulación del Atlantis.
Para
hacerse una idea de la excelente catadura moral de este hombre, basta
decir que después de la guerra recibió el apoyo de sus propios
prisioneros y en los juicios de Nuremberg fue puesto en libertad sin
cargos llegando incluso, más adelante, a ser comandante de la OTAN.
Oficiales del Atlantis con el capitán Rogge.
El
capitán Bernhard Rogge es un claro ejemplo que incluso hasta en la
guerra, el ser humano puede llegar a mantener un punto de dignidad.
Parece
ser que existe una película titulada "Bajo diez banderas" que trata del
capitán Rogge y El Atlantis que aunque no es del todo rigurosa con la
historia (algo sobre cierto código secreto con flores) sí se acerca
bastante a los hechos reales y es bastante recomendable. Habrá que
verla.
Por Iñaki. Del blog Historias con Historia.
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